Miradas, 4
...Ver a un hombre mayor (aún no un anciano) y evocar al instante, sin saber por qué, la palabra "desahuciado"; verlo frente al colorido cartel de un circo, pegado a una farola, mirándolo con incredulidad como si su realidad y la del cartel no pudieran coexistir, como si su declinar -su ocaso- negara la posibilidad de aquel mundo otro, ese mundo grotesco y ficticio, de ilusión y juventud eternas... Su gesto entonces será un resumen de la vida entera, un tratado de perplejidad ante el acto de envejecer, plegarse, pasar...
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