Sueños, 3
Hoy soñé la soledad, mi soledad: mi barrio en carnavales quedaba vacío, tanto que hasta el sonido parecía haberse ido a otra parte, y al pasear las calles había un silencio antinatural, ominoso, sin sonidos de naturaleza ni aun el silbido de un viento inexistente; era como habitar un inmenso compartimento estanco. Los pocos que allí restábamos nos mirábamos incrédulos, sorprendidos de la magnitud de aquel fenómeno; por un instante amagábamos romper a hablar unos con otros, pero ese silencio reverencial nos detenía, nos agarrotaba el habla. Así las cosas, no tenía ningún sentido permanecer en la calle, así que me dirigía a mi casa para al menos aislarme entre ruidosos aparatos más comunicativos que yo mismo y mis congéneres; el sonido era una necesidad casi física. Luego, fugaces encuentros en el portal con presuntos vecinos me demostraban que el silencio se había instalado dentro de cada uno de nosotros; que el habla se había convertido, finalmente, en algo imposible.
3 Comments:
Terrorífica y bella postal urbana transida de un dolor metafísico, muy saramagiano. Bravo.
Gracias, usuario anónimo ;-P . Es bueno verte por aquí.
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