Infiel
Fue un descuido. El té se derramó sobre mi novela en curso, y tuve que tender los folios al sol, como ropas manchadas de vergüenza. Demasiado tarde: los escenarios de mi historia desprendían ya los mil aromas de Arabia, y mis personajes habían comenzado a hablar con un rígido acento británico y a ausentarse de sus obligaciones narrativas a eso de las 5 de la tarde. Con tal desgobierno, no pude concluir la novela.
En cambio, sí pude escuchar una risita escapando de lo más oscuro del estante, donde día tras día, rumiando su abandono, el café maquinaba venganzas sin fin…
En cambio, sí pude escuchar una risita escapando de lo más oscuro del estante, donde día tras día, rumiando su abandono, el café maquinaba venganzas sin fin…
2 Comments:
Ya no se puede uno fiar ni del tefé... y de ti casi que tampoco, mira que dejar a tus grupies sin relato dentro de la factoria...¡otra vez!
Qué decir, la musa es caprichosa... Además, bonita, "mis groupies" disfrutáis de vez en cuando de un relato en exclusiva (como aquellas corridas -ejem- de toros de Jesulín "sólo para ellas", donde sólo se permitía público femenino, y al afamado matador le llovían los sujetadores cada vez que "se adornaba"... mmmm... lo que me hace pensar... ¿alguna idea al respecto? ;P)
P.D.: Prometo relato de terror con téfé malvado y psicópata abrasando la lengua de los incautos ("¡¡Dios mío, si es transparente, qué hemos hecho mal!!" -guiño a Javiprimo).
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