Alter Vita

Porque la vida no es suficiente

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Lugar: Badajoz, Spain

martes, abril 24, 2007

Tren en blanco y noir, VII

El escritor da un respingo, se agita, y luego se queda muy quieto. Se siente desnudo, reducido de pronto a sí mismo, apresado en una realidad sin paliativos. Confusamente echa de menos una gabardina y un sombrero que nunca ha vestido, una pistola que no ha llegado a empuñar. A su alrededor la escena se reconstruye, lenta y desganada: el único tren verdadero, la tarde desapacible, el hastío que lleva a componer historias de la nada (y, siguiendo un oscuro impulso, reintegrarlas a la nada después), sacarlas de un gesto casual o un encuentro azaroso, combatir con ellas la terca fealdad de lo real…

Pero ahora ella le está mirando. La única mujer que queda, ya sin rival en el tren otro, pero aún duplicada en éste, escindida entre sí misma y su gemela en la ventana. Las observa alternativamente, pero sólo una de ellas parece corresponderle, mientras la otra -la de verdad, piensa confuso- no aparta sus ojos de un punto del cristal donde, en ese mismo instante –sólo ahora él cae en la cuenta- debe de estar flotando su propio reflejo. Esto le inquieta por partida doble, la presencia de su imagen en la ventana, a la vista de todos, y el empeño de la mujer en mirarlo a través de ésta, como si sólo en ese territorio impreciso, mezcla del paisaje de fuera y los fantasmas de dentro, pudieran encontrarse. Él también se ve arrastrado hacia el cristal, donde el rostro de la mujer es rehecho a cada instante por el desfilar de un mundo en continuo movimiento: las manchas verdes y negras de los árboles, el amarillo sucio del pasto, el fucsia violento de las heridas que se abren aquí y allá en el cielo gris… Un borrón multicolor que cambia constantemente, que hormiguea con el agua en la ventana, transfigurando los rasgos de ella, lavándolos de su apariencia cotidiana para convertirlos en una máscara deforme y acaso más verdadera…

Entonces, lo sabe.


(Continuará...)

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Bien, Julio! Vuelves y con la puntería muy afinada. Este texto sabe a literatura.

Nos veremos en el Ji-ji-ja-ja (una pena, cuando hay tanto de lo que todavía se puede hablar)

4:55 p. m.  
Blogger Julio Abelenda said...

Gracias, Javi, tú siempre tan animoso. Se pueden seguir compartiendo otras cosas, pero siempre sin forzar nada. Si las ilusiones son siempre materia delicada, cuando han sido decepcionadas una y otra vez hay que manejarlas con guantes. La escritura es una especie en peligro de extinción... pero quizá vuelva a poblar libre y salvaje nuestras vidas.

11:32 p. m.  
Blogger Agustín Lozano de la Cruz said...

demasiado ocio y tiempo libre, no?

5:32 p. m.  
Blogger Agustín Lozano de la Cruz said...

ahora en serio (!), sobre la entrega ferroviaria prefiero no opinar hasta leerme todo del tirón, pero celebro que el maquinista siga atreviéndose a manchar sus manos de negro carbón, aunque siga quejándose en exceso del estado de las vías y de las fluctuaciones de los compañeros de viaje (que, como es sabido, siempre estuvieron ahí).

He dicho.

1:13 p. m.  

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